jueves, 17 de febrero de 2011

La casa del placer







¿Cuantas horas de placer habrán visto estas paredes? ¿Cuántos engaños? Y la cara más dolorosa y desconocida cuantas mujeres se vieron obligadas a tener sexo para poder comer y llevar algo de dinero a casa. Hoy esas paredes están silenciosas y en algunas habitaciones desprovistas de sus azulejos, su piscina trasera aun contiene agua situada junto a una barra donde las personas más adineradas se bañaban junto a su chica de compañía y se tomaban una copa.
En la segunda planta subiendo por una estrecha y oscura escalera se accede a las habitaciones, de techo bajo y algunas pintadas  de un azul chillón, en algunos de esos cuartos aún queda el colchón donde se desataba la pasión.
En la planta baja justo detrás de recepción se extiende una gran sala de baile, hoy desprovista de techo, detrás de esta sala de baile se accede a otra sala de baile más pequeña y con un techo pintado de negro dándole un extraño toque siniestro. Al fondo de esta sala hay una puerta que conduce a una serie de pasillos laberinticos… 




















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