viernes, 1 de abril de 2011

La discoteca que cerró sus puertas





Lo primero que te encuentras es su enorme aparcamiento, hoy reducido debido a varias obras de ensanche que se realizan en una carretera principal cercana, en la parte más alejada de este  aparcamiento y escondido entre árboles y matorrales aparece una vieja caseta de madera, se trata del Burger de la discoteca donde podías matar el hambre tras una larga noche de fiesta, hoy solo quedan los restos de lo que fue la campana extractora de  humo.
A la discoteca accedemos por su Garden y nos encontramos con que la vegetación ha tomado el control del lugar.
En el centro del Garden unas escaleras nos conducen a una barra situada en la parte más alta, desde podemos observar todo el Garden  y desde donde tenemos una vista privilegiada del escenario donde actuarían los gogos y animadores.
Bajando por la parte este de las escaleras llegamos a la entrada de la discoteca y los servicios exteriores, estos últimos escondidos entre las ramas de los árboles. Tras entrar a la sala principal de la discoteca  nos sorprende su barra alargada.
Tras explorar la sala principal accedemos a una segunda sala, más pequeña, totalmente a oscuras y que aún conserva la decoración de las paredes, adornada con motivos egipcio.
Cuando salimos de la sala oscura, nos topamos con unas escaleras que bajan hacia unos aseos totalmente a oscuras (y donde pase un poco de miedo, porque la linterna lo iluminaba lo suficiente) los aseos subterráneos eran laberinticos y grandísimos, en ellos nos topamos con una puerta metálica cerrada que no nos permitió acceder a los sótanos… (Más tarde descubriríamos otro acceso a los sótanos).

Tras salir de los aseos accedimos a la habitación desde donde  se vendían las entradas, hoy no queda gran cosa de esta habitación y junto a esta habitación accedimos al guarda ropa.
En el guarda ropa nos encontremos una gran chapa metálica donde nos reflejábamos y que nos hizo darnos unos cuantos sobresaltos, en el suelo nos topamos con cientos de tarjetas de consumición aun en las antiguas pesetas y que nos hace recordar los tiempos que todo era más barato.
Siguiendo por un pasillo llegamos hasta la oficina, donde no queda nada más que montones de papeles.
Ese mismo pasillo nos conduce hasta otra sala llena de escombros de unas obras que no se realizaron, esta sala nos comunica con la barra de
la sala principal y nos dirigimos a la sala de maquinas...   
La sala de máquinas apesta a aceite a grasa y tras el polvo que cubre el suelo descubrimos que el suelo está cubierto de grasa, la habitación nos lleva hasta unas escaleras que suben a los tejados, pero la puerta está cerrada. Por la sala de máquinas accedemos a los sótanos y los almacenes llenos de cajas de bombillas fundidas y algún viejo adorno de la discoteca  
































































  

7 comentarios: