¿Cuantas horas de placer habrán visto estas paredes? ¿Cuántos engaños? Y la cara más dolorosa y desconocida cuantas mujeres se vieron obligadas a tener sexo para poder comer y llevar algo de dinero a casa. Hoy esas paredes están silenciosas y en algunas habitaciones desprovistas de sus azulejos, su piscina trasera aun contiene agua situada junto a una barra donde las personas más adineradas se bañaban junto a su chica de compañía y se tomaban una copa.
En la planta baja justo detrás de recepción se extiende una gran sala de baile, hoy desprovista de techo, detrás de esta sala de baile se accede a otra sala de baile más pequeña y con un techo pintado de negro dándole un extraño toque siniestro. Al fondo de esta sala hay una puerta que conduce a una serie de pasillos laberinticos…
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